La inteligencia artificial ¿Hacia dónde nos lleva?
Renato Gómez Herrera
En los años cuarenta
se pusieron a funcionar las primeras computadoras se les llamó “cerebros
electrónicos”. La industria de las computadoras ha evolucionado hasta el punto
que aquellos enormes aparatos con grandes cintas de carrete se volvieron
pequeños y mucho más fáciles de operar; ya tenían un monitor y un teclado para
comunicarnos con sus circuitos
La palabra robot,
acuñada en 1921 por el escritor checo Karel Capek, ya ha dejado de ser sinónimo
de androides metálicos que van moviendo sus brazos como tentáculos. Los robots
son parte de nuestra vida cotidiana.
En el siglo XX, el
ser humano intenta reproducir compañeros a nuestra imagen y semejanza. Que sean
útiles y podamos interactuar con ellos de una forma cercana, casi natural. Pero realmente los robots dejaron de ser
ficción en los años ochenta, cuando brazos gigantes que se movían obedeciendo
un programa predeterminado, desplazaron a los obreros en las fábricas
automotrices de Japón. Y aunque la robótica tiene el objetivo de poner a las
máquinas a trabajar en todas las áreas posibles, esto es caro y complicado.
¿Puede la
inteligencia ser artificial?
La inteligencia
artificial (IA) puede definirse como el medio por el cual las computadoras, los
robots y otros dispositivos realizan tareas que normalmente requieren de la
inteligencia humana. La IA agrupa un conjunto de técnicas que, mediante
circuitos electrónicos y programas avanzados de computadora, busca imitar
procedimientos similares a los procesos inductivos y deductivos del cerebro
humano. Se basa en la investigación de las redes neuronales humanas y, a partir
de ahí, busca copiar electrónicamente el funcionamiento del cerebro.
¿Qué podemos
esperar en el futuro?
Se han hecho
cuantiosas predicciones de lo que la aplicación de las técnicas de IA traería
en el futuro;
En el terreno de las
computadoras personales, la velocidad de un procesador será enorme y no
podremos agotar su memoria.
La red Internet, que
llegará a nuestra casa a través del cableado óptico, transportará inmensas
cantidades de información que serán cargadas en nuestra computadora en décimas
de segundo. Por medio de la red podremos
acceder a cualquier programa de televisión o radio que se transmita en
cualquier parte del mundo, con una traducción impecable, o guardarlo en la
memoria de la máquina si deseamos verlo más tarde, como si fuera una
videocasetera. Los estudiantes tendrán cada vez más clases
virtuales en las que accederán directamente a los bancos de
información de la universidad y se comunicarán con sus maestros sólo para
resolver dudas o exámenes.
Pronto los robots
comenzarán a desplazar al personal que nos atiende detrás de las ventanillas.
Una máquina podrá perfectamente cambiarnos un cheque y resolver de manera
satisfactoria las dudas sobre nuestro estado de cuenta.
Es muy probable que
la economía cambie. Quedarán en el pasado los tipos de traje peleándose a
gritos en las casas de bolsa. Las computadoras, conectadas en red a los
indicadores bursátiles de todo el mundo, moverán los capitales de un lugar a
otro, sin que sea necesaria la voluntad humana, obedeciendo tan sólo a
agresivos programas que beneficiarán a los dueños del dinero, sin importar si
una nación se hunde en una pavorosa crisis en algunos instantes.
Los edificios
“inteligentes” serán comunes. Al llegar a casa la puerta se abrirá con el
sonido de nuestra voz. Sensores dispuestos en cada rincón encenderán la luz de
la habitación a la que entremos y dejarán a oscuras la que ha quedado sola,
ahorrando electricidad.
Es muy probable que
en pocos años, robots cirujanos realicen complejas intervenciones utilizando el
instrumental quirúrgico con la precisión de una impresora.
¿Pueden pensar las
máquinas?
Nuestro cerebro posee
aproximadamente 10 mil millones de neuronas y si todavía no sabemos exactamente
cómo se interrelacionan para “pensar”, mucho menos podemos reproducir en una
máquina ese proceso. Hay muchos aspectos que diferencian al cerebro humano de
los sistemas desarrollados por la inteligencia artificial, entre ellos:
• Las máquinas
carecen de mecanismos intuitivos y se basan sólo en el método automático de
prueba y error; por ello, no tienen la capacidad de reaccionar ante situaciones
inesperadas ni la posibilidad de generalizar acontecimientos distintos.
• Las máquinas
carecen de creatividad, aspecto hasta ahora totalmente humano.
• La mente humana
está provista de valores producto de la interrelación social; al carecer de
aquéllos, las máquinas no pueden evolucionar o autoperfeccionarse.
¿Y la gente?
Al parecer la
inteligencia artificial promete un mundo fantástico, pero ¿realmente lo será?
¿Qué pasará, por ejemplo, con la enorme cantidad de seres humanos que no tienen
acceso a la educación ni a la tecnología?, ¿qué pasara con las relaciones
humanas y con la economía, con la enorme brecha entre ricos y pobres, entre
desarrollo y subdesarrollo? No sabemos a ciencia cierta cuál será el futuro de
la humanidad, pero sí sabemos que indudablemente cambiarán las relaciones de
producción y quizá de comunicación. Es altamente probable, por ejemplo, que se
agrave aún más el problema del desempleo; que se transformen radicalmente los
conceptos de ocio y tiempo libre; que cambien las relaciones laborales entre
patrones y trabajadores; que haya una revolución aún mayor en cuanto al acceso
a la información y que se agudicen las diferencias entre países hacedores de
tecnología y de aquellos históricamente dependientes. Es casi seguro que la
inteligencia artificial y el desarrollo tecnológico subsecuente estarán al
servicio de una minoría. Si por el contrario, el desarrollo tecnológico –y
específicamente la inteligencia artificial— se utiliza para lograr que todos en
este planeta logremos un mejor nivel de vida en estricta relación con el medio
ambiente, tal artificio será realmente inteligente.
El artículo nos hace
referencias de varias hipótesis hacia a donde nos lleva la inteligencia
artificial; partiendo que fue publicado en 1999 nos hace ver que algunas cosas
ya están en nuestra vida diaria y como menciona que parecía de ciencia ficción
cuando en realidad yo creo que hemos superado dichas hipótesis.
Sin embargo en la
actualidad la tecnología ya es una necesidad en nuestras actividades cotidianas
lo podemos observar claramente en la comunicación que se tiene; ya que gracias
a las redes sociales se puede saber muchas cosas de una persona, pero está
claro que también hay muchas desventajas de las mismas; por lo que uno como ser
humano se necesita identificar las necesidades de estar comunicados, sin perder
el objetivo del mismo, para no caer en el ocio de estas herramientas.
Otro punto que
menciona es sobre la red internet en la cual todos los dispositivos que la
utilizan nos han generado una facilidad de manejar información así como de
interactuar en un mundo que con solo imaginarlo puedes interactuar; dando como
resultado facilitar algunas actividades que antes nos tardamos más para tener
el mismo resultado.
Lo que me llamo más
la atención fue el párrafo en donde nos hace las preguntas como por ejemplo
¿Qué pasa con las personas que no tienen acceso a la educación ni a la
tecnología? Desde mi punto de vista particular lo que genera es retroceso y que
dicha personas se queden sin la oportunidad de interactuar con estas
herramientas y aunque el gobierno genere algunos programas para que dicha
población tenga un conocimiento básico de la tecnología siempre se tendrá ese
problema.
Asimismo surgen otros
problemas en cuanto a la inteligencia artificial y el desarrollo tecnológico
dando como resultado el servicio de estos a una minoría de la población o más
bien dicho a los que tengan los recursos necesarios para obtenerla y sobre todo
que se agudicen las diferencias entre los países.
Como todo tema que se
ponga en debate siempre habrá ventajas y desventajas solamente hay que
diferenciar hacia a donde nos lleva y que podemos aprender del mismo y porque
no aplicar algunas estrategias para que reforcemos nuestra opinión del tema.