viernes, 12 de junio de 2015

inteligencia artificial

La inteligencia artificial ¿Hacia dónde nos lleva?
Renato Gómez Herrera
En los años cuarenta se pusieron a funcionar las primeras computadoras se les llamó “cerebros electrónicos”. La industria de las computadoras ha evolucionado hasta el punto que aquellos enormes aparatos con grandes cintas de carrete se volvieron pequeños y mucho más fáciles de operar; ya tenían un monitor y un teclado para comunicarnos con sus circuitos
La palabra robot, acuñada en 1921 por el escritor checo Karel Capek, ya ha dejado de ser sinónimo de androides metálicos que van moviendo sus brazos como tentáculos. Los robots son parte de nuestra vida cotidiana.

En el siglo XX, el ser humano intenta reproducir compañeros a nuestra imagen y semejanza. Que sean útiles y podamos interactuar con ellos de una forma cercana, casi natural.  Pero realmente los robots dejaron de ser ficción en los años ochenta, cuando brazos gigantes que se movían obedeciendo un programa predeterminado, desplazaron a los obreros en las fábricas automotrices de Japón. Y aunque la robótica tiene el objetivo de poner a las máquinas a trabajar en todas las áreas posibles, esto es caro y complicado.

¿Puede la inteligencia ser artificial?

La inteligencia artificial (IA) puede definirse como el medio por el cual las computadoras, los robots y otros dispositivos realizan tareas que normalmente requieren de la inteligencia humana. La IA agrupa un conjunto de técnicas que, mediante circuitos electrónicos y programas avanzados de computadora, busca imitar procedimientos similares a los procesos inductivos y deductivos del cerebro humano. Se basa en la investigación de las redes neuronales humanas y, a partir de ahí, busca copiar electrónicamente el funcionamiento del cerebro.

¿Qué podemos esperar en el futuro?

Se han hecho cuantiosas predicciones de lo que la aplicación de las técnicas de IA traería en el futuro;
En el terreno de las computadoras personales, la velocidad de un procesador será enorme y no podremos agotar su memoria.

La red Internet, que llegará a nuestra casa a través del cableado óptico, transportará inmensas cantidades de información que serán cargadas en nuestra computadora en décimas de segundo.  Por medio de la red podremos acceder a cualquier programa de televisión o radio que se transmita en cualquier parte del mundo, con una traducción impecable, o guardarlo en la memoria de la máquina si deseamos verlo más tarde, como si fuera una videocasetera. Los estudiantes tendrán cada vez más clases virtuales en las que accederán directamente a los bancos de información de la universidad y se comunicarán con sus maestros sólo para resolver dudas o exámenes.

Pronto los robots comenzarán a desplazar al personal que nos atiende detrás de las ventanillas. Una máquina podrá perfectamente cambiarnos un cheque y resolver de manera satisfactoria las dudas sobre nuestro estado de cuenta.
Es muy probable que la economía cambie. Quedarán en el pasado los tipos de traje peleándose a gritos en las casas de bolsa. Las computadoras, conectadas en red a los indicadores bursátiles de todo el mundo, moverán los capitales de un lugar a otro, sin que sea necesaria la voluntad humana, obedeciendo tan sólo a agresivos programas que beneficiarán a los dueños del dinero, sin importar si una nación se hunde en una pavorosa crisis en algunos instantes.
Los edificios “inteligentes” serán comunes. Al llegar a casa la puerta se abrirá con el sonido de nuestra voz. Sensores dispuestos en cada rincón encenderán la luz de la habitación a la que entremos y dejarán a oscuras la que ha quedado sola, ahorrando electricidad.
Es muy probable que en pocos años, robots cirujanos realicen complejas intervenciones utilizando el instrumental quirúrgico con la precisión de una impresora.

¿Pueden pensar las máquinas?
Nuestro cerebro posee aproximadamente 10 mil millones de neuronas y si todavía no sabemos exactamente cómo se interrelacionan para “pensar”, mucho menos podemos reproducir en una máquina ese proceso. Hay muchos aspectos que diferencian al cerebro humano de los sistemas desarrollados por la inteligencia artificial, entre ellos:
• Las máquinas carecen de mecanismos intuitivos y se basan sólo en el método automático de prueba y error; por ello, no tienen la capacidad de reaccionar ante situaciones inesperadas ni la posibilidad de generalizar acontecimientos distintos.
• Las máquinas carecen de creatividad, aspecto hasta ahora totalmente humano.
• La mente humana está provista de valores producto de la interrelación social; al carecer de aquéllos, las máquinas no pueden evolucionar o autoperfeccionarse.

¿Y la gente?

Al parecer la inteligencia artificial promete un mundo fantástico, pero ¿realmente lo será? ¿Qué pasará, por ejemplo, con la enorme cantidad de seres humanos que no tienen acceso a la educación ni a la tecnología?, ¿qué pasara con las relaciones humanas y con la economía, con la enorme brecha entre ricos y pobres, entre desarrollo y subdesarrollo? No sabemos a ciencia cierta cuál será el futuro de la humanidad, pero sí sabemos que indudablemente cambiarán las relaciones de producción y quizá de comunicación. Es altamente probable, por ejemplo, que se agrave aún más el problema del desempleo; que se transformen radicalmente los conceptos de ocio y tiempo libre; que cambien las relaciones laborales entre patrones y trabajadores; que haya una revolución aún mayor en cuanto al acceso a la información y que se agudicen las diferencias entre países hacedores de tecnología y de aquellos históricamente dependientes. Es casi seguro que la inteligencia artificial y el desarrollo tecnológico subsecuente estarán al servicio de una minoría. Si por el contrario, el desarrollo tecnológico –y específicamente la inteligencia artificial— se utiliza para lograr que todos en este planeta logremos un mejor nivel de vida en estricta relación con el medio ambiente, tal artificio será realmente inteligente.

El artículo nos hace referencias de varias hipótesis hacia a donde nos lleva la inteligencia artificial; partiendo que fue publicado en 1999 nos hace ver que algunas cosas ya están en nuestra vida diaria y como menciona que parecía de ciencia ficción cuando en realidad yo creo que hemos superado dichas hipótesis.

Sin embargo en la actualidad la tecnología ya es una necesidad en nuestras actividades cotidianas lo podemos observar claramente en la comunicación que se tiene; ya que gracias a las redes sociales se puede saber muchas cosas de una persona, pero está claro que también hay muchas desventajas de las mismas; por lo que uno como ser humano se necesita identificar las necesidades de estar comunicados, sin perder el objetivo del mismo, para no caer en el ocio de estas herramientas.
Otro punto que menciona es sobre la red internet en la cual todos los dispositivos que la utilizan nos han generado una facilidad de manejar información así como de interactuar en un mundo que con solo imaginarlo puedes interactuar; dando como resultado facilitar algunas actividades que antes nos tardamos más para tener el mismo resultado.

Lo que me llamo más la atención fue el párrafo en donde nos hace las preguntas como por ejemplo ¿Qué pasa con las personas que no tienen acceso a la educación ni a la tecnología? Desde mi punto de vista particular lo que genera es retroceso y que dicha personas se queden sin la oportunidad de interactuar con estas herramientas y aunque el gobierno genere algunos programas para que dicha población tenga un conocimiento básico de la tecnología siempre se tendrá ese problema.

Asimismo surgen otros problemas en cuanto a la inteligencia artificial y el desarrollo tecnológico dando como resultado el servicio de estos a una minoría de la población o más bien dicho a los que tengan los recursos necesarios para obtenerla y sobre todo que se agudicen las diferencias entre los países.
Como todo tema que se ponga en debate siempre habrá ventajas y desventajas solamente hay que diferenciar hacia a donde nos lleva y que podemos aprender del mismo y porque no aplicar algunas estrategias para que reforcemos nuestra opinión del tema.


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